Picasso explicó su uso persistente de Dora Maar como sujeto del retrato:

Para mí ella es la mujer que llora. Durante años la he pintado de formas tortuosas, no a través de sadismo, y no con placer, ya sea; simplemente obedeciendo a una visión que se forzó en mí. Era la realidad profunda, no la superficial...                                      Dora, para mí, siempre fue una mujer llorando... Y es importante, porque las mujeres están sufriendo las máquinas.